Tenía 10 años y mi abuelo me daba trescientas pesetas. Con eso pasaba horas en los cochecitos de choque. Era agosto, mi abuela me echaba medio bote de colonia S-3 en el pelo y me hincaba las cerdas del cepillo para trazarme una raya perfectísima que aún dura; yo tenía un conjunto de camisa y pantalón de color verde con frutas amarillas que debían de ser plátanos o limones, y otro conjunto de pantalón corto a rayas blancas y moradas, con un dibujo de una mujer pelirroja sonriendo. Eran mis conjuntos estrella. Había más, pero no me gustaban, y en el 88 en un pueblo de Andalucía no hacía falta un modelito nuevo para cada día de la semana. Y menos aún siendo niña: podías tirarte dos meses poniéndote el conjunto verde los días pares y el de rayas moradas los impares sin miedo a que ninguna pequeña cabrona te mirara mal, porque ellas hacían lo mismo (las de mi colegio concertado en Valencia, en cambio, sí podían llegar a mirarte muy mal). Tampoco hacía falta que nadie te vigilara cuando salías a la calle: por las mañanas cogías la bici y te ibas adonde te daba la gana, y por las tardes, con el dinero del abuelo o del padrino, te comprabas chuches y te juntabas con otros niños, y también hacías lo que querías, fundamentalmente correr y desgañitarte sin que nadie te dijera por ahí no, y eso que ya había abundancia de coches, y también quinquis de 14 años que se pasaban el verano chuleando con la moto e importándoles una mierda atropellarte. Una extraña sincronía en la que ya nadie cree ha hecho que llegue sana y salva a la edad adulta. Pero a lo que iba: con las trescientas pelas que me daba mi abuelo para la feria, y después de que mi abuela me repeinara, bajaba corriendo la calle y me plantaba en los autos de choque, dispuesta a pasar allí las siguientes cuatro horas. Cuando me gastaba todo el dinero le peloteaba a mi primo para que me invitara, o volvía a la casa a arañar veinte duros más. Pasaba siempre, por este orden, delante de una tómbola con muñecas chochonas, de una máquina que manejaba un señor y que te leía el futuro si metías la mano (la metí una vez, y sólo recuerdo de su predicción que me iba a convertir en súcubo, palabra que no había escuchado jamás) y de una furgo de venta ambulante donde podías comprarte turrones, cocos, bolitas de anís y almendras garrapiñadas. A veces en la tómbola tenían puestos a Los Chichos, en la máquina a Los Chunguitos y en los turrones a Los Chorbos; otras veces eran Los Chorbos los que sonaban en la tómbola y Los Chunguitos en la máquina y los turrones, y otras eran Los Calis los reyes del mambo. Y así. Yo tenía ya mis canciones preferidas, que por supuesto coincidían con las que más se escuchaban. Algo que no sonara veinte veces a lo largo de aquellas cuatro horas no tenía ninguna posibilidad de gustarme. Mis hits del verano eran Heroína y Una paloma blanca.
Cuando le anuncio que queremos ver Caño Roto, Manolo nos dice que "de ahí es algún grupo de esos del estilo de los Chunguitos. Creo que Los Chichos. ¿No, Marisa?". Marisa tampoco está segura, aunque ella es del barrio. He bajado en Carpetana, y voy con Esther, que siempre quiere ver algún edificio cuando viene a Madrid porque, como ya dije en post anteriores, ella es arquitecta y urbanista aparte de personaja de este blog, y afirma que por aquí hay cosas muy interesantes. Un par de días antes se fue a Sanchinarro y acabó andando por el talud de la M-30. Se construyen edificios entre las circunvalaciones y las vías del tren, por ejemplo muchos geriátricos para que los viejos no puedan escapar, aunque no me acuerdo de si lo que buscaba Esther era un geriátrico. Hizo esta foto cuando logró dar con un puente:
Los Chorbos, que tienen dos discos que incluyen a Caño Roto en el título, eran más aristocráticos que Los Chunguitos (de Vallecas) o Los Calis (del Pozo del Tío Raimundo). Ellos fusionaban flamenco y rock, y el resultado según la Wikipedia se llamaba pop urbano. He aquí la canción que más se oía por los altavoces de la tómbola de mi pueblo:
Lo más granado de lo peor según Marisa, cuya adolescencia fue puros ochenta en Carabanchel, eran el Cerro de La Mica, el Mínimo y Caño Roto. En el Cerro de La Mica había hasta hace poco chabolas. A los gitanos se les reaolojó en unos edificios que no están mal, frente a la Cuña Verde, parque que han hecho sobre el antiguo poblado, y que yo atravesaba para ir desde mi casa de Urgel hasta el Alto de Extremadura, pues mi ex novio vivía allí. Según este blog, Caño Roto es un poblado dirigido de cuando la emigración masiva del campo a la ciudad (años 50). Para evitar la infravivienda, a los obreros se le ponía a construir sus propias casas. Quienes mandaban eran los arquitectos. El resultado son casitas humildes y pulcras que parecerían casetas de obra si no fuera porque tienen dos pisos, y por lo visto también un patio; las casas forman unas callecitas muy pequeñas, con arriates y vecinos viejos. Ya no hay nada por el andurrial que haga pensar en los ochenta, pero seguro que más de un abuelete de los que nos salen al paso perdió un hijo, o tiene a unos cuantos en la cárcel.
Por estos lares en verano se sacan las sillas a la calle y se toma el fresco: aquí se cumple literalmente eso de que Madrid no es más que la suma de un montón de pueblos. Casi todos manchegos, extremeños y andaluces.
Caño Roto no está formado sólo por las casitas de autoconstrucción. También hay edificios sin bajos comerciales, que se levantaban aparte:
Muchos de estos edificios lucen un verde pastel, o rana. Les están poniendo ascensores por fuera, en la fachada.
Me cuenta Esther que las casitas de autoconstrucción son problemáticas, pues impiden el ahorro energético, y hay que invertir mucho para adaptarlas.
Estamos caminando por la calle Gallur. Nos dirigimos hacia El Tercio, unos chalets que se construyeron para los legionarios. Cuando llegó la democracia los expropiaron. Son las doce del mediodía y cae una luz rara, blanquísima, costera; esta foto parece tomada en verano, pero nos estamos congelando:
Esther es la que lleva la cámara y la que ha hecho todas las fotos de este post (gracias, Esther). Yo voy delante con Manolo y Nicolás, que duerme tan pancho en su carrito:
Al final nos metemos en el parque de San Isidro, y luego en el cementerio (de cementerios hablaré otro día). De vuelta a la vía Carpetana, pasamos por el antiguo canódromo, al que Marisa iba de niña a apostar por algún galgo, y donde hoy hay campos de fútbol.
Al lado del metro, Nicolás nos dice adiós con su globito:
Objetivo número dos: el Nuevo Carabanchel. Esther quiere ver la casa de bambú, que está premiada. Yo me preparo para toparme con algo similar a Sanchinarro, que en lugar de calles tiene autopistas entre las moles de viviendas. Es decir: me preparo para que no me guste, y para que el barrio confirme lo dicho en este blog de que en Madrid ya no se genera calle, ciudad, espacio público. Sin embargo, me tengo que comer esa afirmación. No sé qué pensarán los vecinos, pero el Nuevo Carabanchel, donde se alternan viviendas de protección oficial con otras que no lo son, parece un barrio muy correcto. Primero, porque se ha creado calle, con sus bares y sus tiendas y sus buenas plazas. Y segundo, porque ahora se convocan concursos de vivienda pública, lo que significa que los arquitectos, para ganarlos, no deben repetir el mismo modelo de edificio.
Bajamos en La peseta. Estamos seguras de que vamos a comer en un restaurante con aspecto de franquicia irlandesa abierto hace poco, o en un mesón en cuya puerta reza: Casa fundada en 2005. Bingo: en la avenida nos topamos con una simbiosis de ambas cosas. La comida también participa del sincretismo: las patatas de los huevos rotos son congeladas, pero la morcilla es buena.
Esther me dice que podemos adivinar la edad de los arquitectos por los materiales que usan. El ladrillo es propio de puretas; los que están entrando en la crisis de los 40 utilizan un ¿material tecnológico? (no me acuerdo, Esther) que ha hecho que la industria del azulejo se renueve. Eso da lugar a construcciones de este color:
O a estas otras:
- Los arquitectos treintañeros son todavía más osados con los materiales*:
Repito que todo esto me lo dice Esther. Cuando lea esta transcripción me soltará que no es exactamente así, y también: "Ojalá nunca veas un enfado mío".
El barrio alterna este tipo de eficio de ¿material tecnológico? con otros ladrillistas que tampoco pintan mal. Los árboles de los parques están recortaditos, y hay solares como el que describe Vicenç Pagès Jordà en Los jugadores de whist.
Nos encontramos con una escuela, o algo así, para deficientes, que tiene un jardín parecido a un bosque en miniatura. Esther cuida de que no la vean echando la foto. La represión produce una mente perversa.
Llegamos hasta la M-40:
Luego nos vamos a la casa de bambú, que está en la otra punta del barrio:
Y esto es todo, amigos.
* (Me chiva un anónimo que el edificio de colorines lo han diseñado unos arquitectos de 50 años: "Los arquitectos, profesores de la Escuela de Arquitectura de Madrid, forman el estudio Temperaturas Extremas. Aqui tienes información sobre su edad: http://www.amann-canovas-maruri.es/cv.html
Como su página web no está actualizada, no aparecen fotografías del edificio terminado, sólo los planos y maquetas iniciales. Sin embargo, puedes encontrarlas aquí: http://www.imagensubliminal.com/content/obra/viviendas-en-carabanchel-1". Gracias, anónimo.)
* (Me chiva un anónimo que el edificio de colorines lo han diseñado unos arquitectos de 50 años: "Los arquitectos, profesores de la Escuela de Arquitectura de Madrid, forman el estudio Temperaturas Extremas. Aqui tienes información sobre su edad: http://www.amann-canovas-maruri.es/cv.html
Como su página web no está actualizada, no aparecen fotografías del edificio terminado, sólo los planos y maquetas iniciales. Sin embargo, puedes encontrarlas aquí: http://www.imagensubliminal.com/content/obra/viviendas-en-carabanchel-1". Gracias, anónimo.)
Te aseguro que nunca imaginé que iba a leer tanto y a aprender tanto de los barrios periféricos de esta ciudad (ni de cualquier otra, en realidad). Estoy hasta creando una mirada con perspectiva, creo. ¡Gracias!
ResponderEliminarPor cierto, quiero un mono-abrigo de esos que lleva Nicolás, pero para mí. Para ser feliz en invierno.
Besos!
Me alegra un montón. Te aseguro que yo cuando abrí el blog tampoco lo imaginaba.
ResponderEliminarLo que Nicolás llevaba debajo del mono-abrigo era aún mejor: un traje de dragón. En la foto le sale un trocito de cresta de la capucha que llevaba debajo.
Beso grande.
Excelente este post, ya lo estoy haciendo circular por twitter y por la pagina de Carabanchel en Facebook http://www.facebook.com/pages/Carabanchel/45443146863 a ver que opinan nuestros vecinos ;)
ResponderEliminarMil gracias, Carabanchel. A ver si los vecinos se animan.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias por la radiografía de estas dos partes del barrio. Pienso moverlo por Facebook y Tweter.
ResponderEliminarEso sí, el nuevo Carabanchel deja mucho que desear. Pero qué le vamos a hacer...
Lo dicho, Gracias!
Yo he vivido toda la vida al otro lado de caño roto, osea al otro lado de via carpetana, frente al instituto Miguel Servet, ahora curiosamente vivo en el Nuevo carabanchel, en el pau cerca de todos esos edificios de colores.
ResponderEliminarGracias por traerme tan buenos recuerdos de mi barrio..
Es mi barrio, y me siento muy orgulloso de ello.
ResponderEliminar¡Me encanta lo que has escrito!
Carlos, Isa, El fumador: gracias a vosotros por comentar. Yo viví un tiempo en Urgel, y me movía mucho por algunos de los sitios que nombro.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo vivi en carabanchel en la zona vieja del pau de carabanchel, mi madre vive hoy al lado de la casa esa horrible de bambu.
ResponderEliminarAntes esa zona era todo campo y ahi jugabamos todos los niños del barrio.
Recuerdo aquellos años con melancolia, fueron los mejores de mi vida.
Cada vez que me asomo a la ventana lo recuerdo y tienes toda la razon ahora no se puede estar como antes, tengo dos hijos y jamas les dejaria estar solos ni por un momento y el mayor tiene ya 10 años
Gracias por ese paseo por el distrito de Carabanchel. El distrito tiene esos contrastes y muchos rincones más. Me ha encantado pasear de vuestra mano.
ResponderEliminarAnónimo, a nadie nos gusta que nos cambien el escenario de nuestros recuerdos cuando estos son gratos.
ResponderEliminarPilar, un gusto.
Gracias a los dos por comentar.
Toda la vida en Madrid y probablemente Caño Roto y Carabanchel sean de las zonas que menos haya pisado. Salvo contadas ocasiones que me han llevado a estar en el barrio, aunque sin adentrarme mucho en él, la imagen que más tengo de esa zona de Madrid es la que se produce a través del marco móvil que suponen las ventanas de un coche. De esa imagen, que ahora es sólo recuerdo, y de vuestro paseo, todo rezuma cierta familiaridad cercana, los edificios de realojo con ladrillo rojizo, esas casetas humildes de parecido a las de las obras o el color verde pastel de algunas fachadas; por un momento pensé que describías al mismo tiempo algunas zonas del barrio de San Blas donde igualmente hay gente que en las noches de verano sacan sus sillas a la puerta.
ResponderEliminarPero si algo estoy consiguiendo en la lectura del blog es abandonar el tópico que supondría pensar que todo lo que es, o ha sido en algún momento, periferia, se nutre de las mismas constantes, como si los elementos de esos escenarios fueran universales y sólo las particularidades de cada historia funcionaran en su interior como variables. Abandonar el reduccionismo que supone pensar toda periferia en los mismos términos, y pensar la magnitud y el coste real de una ciudad que se expande continuamente. Gracias por compartir vuestros paseos y vuestras miradas.
Cuídate mucho y un beso!!!
P.D. Me ha encantado la primera parte de la entrada, aunque reconozco que mi memoria no llegaba a recordar la música calé de los coches de choque, menos aún como para distinguir si se trataba de un solo grupo musical o si eran varios los que allí sonaban, nunca fue mi fuerte aquel estruendo, pero siempre es agradable recordar cosas que se tenían casi olvidadas.
Hola, Emilio. Para mí también está siendo un descubrimiento en el sentido que apuntas: no pensar la perifera siempre en los mismos términos. Las sorpresas que esperaba me las figuraba del lado del azar.
ResponderEliminarPodemos darnos un día una vuelta por San Blas y me cuentas tu vida en el barrio...
La música de los coches de choque era más variada que la de la tómbola y el turrón. También había rollo calé, pero salteado con Modern Talking y cosas así. Recuerdo que me hice súper fan de esta canción, y que pedí la cinta para los Reyes:
http://www.youtube.com/watch?v=xl9cEKo8zfo&feature=fvst
¡Besos!
Cuando quieras Elvira, sabes que estás invitada cuando lo desees.
ResponderEliminarUn beso.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMis saludos desde Santiago de Chile, un gusto ver-mirar su espacio de comunicación y cultura,
ResponderEliminarsaludos,
Leo Lobos
Un saludo, Leo.
ResponderEliminarSólo quería apuntar que los arquitectos que han construido el edificio de colores de tu fotografía tienen 50 años...
ResponderEliminarGracias, lo pongo ahora en la entrada.
ResponderEliminarEs verdad que se aprende mucho en este blog sobre las periferias, y que se aprecia la singularidad de cada una. Por ejemplo no conozco bien Carabanchel, pero sí Vallecas, y me alegra comprobar que se han conservado en el primero las calles de autoconstrucción del aluvión de inmigrantes, cosa que no pudieron conseguir los vecinos de Paloremas Bajas, por ejemplo, quienes "sufrieron" en los 80 la rehabilitación más grande hecha en Europa hasta ese momento, a pesar de que se había conseguido esa dignidad en las viviendas que tú cuentas y reflejas aquí. Me alegro de que queden en MAdrid estos restos de los pueblos de las periferias de la emigración.
ResponderEliminarY de que estés creando esta interacción con los vecinos de las zonas y con todas las personas que amamos MADRID.
Pero lo mejor: tú con tu raya en el pelo y tu colonia S3 y tus conjuntitos escuchando a Los Calis como una legionaria. ¡OLÉ!
FELIZ AÑO A TI Y A TODOS LOS QUE SE ASOMAN A ESTE BLOG.
Gracias, Charo. Me contaron que en Palomeras no fue posible conservar las casitas porque también había chabolas y mucha droga. Quiero investigar un poco el tema para la próxima entrada. No sabía que era la rehabilitación más grande de Europa; desde luego la impresión por aquella zona es que dejaron sueltas las máquinas de fabricar ladrillos.
ResponderEliminarAmamos Madrid. Tú lo has dicho.
Feliz Navidad, hermosa.
Sí, aquella rehabilitación afectó a 30.000 familias. No sé si después ha habido otra más grande. Investigaré por mi cuenta y te aportaré más datos, si quieres. Hablaré con mi amigo Javier y su hermana Rosa, que se criaron en Palomeras, donde había calles "de pueblo", bien urbanizadas y poco o nada conflictivas, que a sus vecinos les dolió dejar. El cambio fue un desgarro para las personas mayores, que venían de pueblos andaluces y extremeños y habían conseguido, con mucho esfuerzo y condiciones extremas al principio, reproducir en Madrid esa vida de pueblo. La remodelación era necesaria, pero fue consecuencia de que el desarrollismo franquista hubiera desatendido a toda esa mano de obra que llegó masivamente a partir de los 60 y careció de vivienda digna e infraestructuras durante los primeros años. Lo que tuvo de brutal esa remodelación obedece a las condiciones extremas que soportó durante años la gente que vino a trabajar y levantar Madrid. El PSOE puso el parche gigantesco de ladrillo para tapar las injusticias anteriores, con buena voluntad, porque sin duda muchas familias ganaron con el cambio, pero se les olvidaron "detallitos sociológicos" para facilitar la integración en el nuevo espacio urbano, y aquello empezó a estudiarse con interés desde la Facultad de Sociología de la Complutense. Estoy deseando leer tus impresiones sobre la zona, ¡tu blog engancha!
ResponderEliminarVivo desde hace 13 años en este barrio, en una de las casas pequeñas y es un gusto. No oyes el tráfico de la calle principal, en invierno huele a chimeneas y en verano a barbacoa. Todavía quedan mayores que sacan sus sillas a la puerta en verano y me encanta. No lo cambio por nada! Es un barrio con diversidad de vecinos y con todas las comodidades al alcance: mercados, tiendas, centro de salud, hospital, colegios, polideportivo municipal, parques, centros de día para los mayores... Pero qué razón tienes con que cuesta el ahorro energético en este tipo de casas. Ah! Y las calles las limpiamos los propios vecinos: por aquí casi nunca vienen los barrenderos aunque sí lo hacen los jardineros municipales.
ResponderEliminarHola, Anónimo. Gracias por tu comentario. Las calles de Caño Roto me parecieron muy acogedoras; es una pena que en la mayor parte de los barrios se optara por echar a abajo este tipo de vivienda. Arramblaron con un tipo de vida de barrio que, por los testimonios que me llegan, parecía mucho mejor que la de ahora.
ResponderEliminarUn saludo.
Viviendo materialmente ahora mucho mejor, como echo de menos mi infancia en las calles de Caño Roto; Ariza, en la plaza de la farmacia, la calle Gallur con mis amigos Fernando, Miguel, Juanjo y Ángel. Los de mi hermano Carlos, Toñín, Carlos (Obi), Pepe y todos los que jugábamos al baloncesto en aquellas canastas frente a la panadería. Qué felices eramos antes con nada y con todo a la vez y qué desdichados ahora con todo y nada al mismo tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo a todos.
Gonzalo.
Gracias por comentar, Gonzalo.
ResponderEliminarÁnimo y un saludo.
Hola Elvira, he llegado a tu blog de pura chiripa. Soy Elena, compi tuya de la facul, no sé si te acuerdas de mí (Afri, Angie, Anas, Clara, Estíbaliz, María, Cristina, y los chicos!). Ah! y viví en tu casa de Urgel un tiempo con Alejandro y Antonio. Muy bueno el blog y la entrada de Carabanchel. Bueno, después de la chapa, si te apetece te llevo un día por Orcasitas (periferia total), mi barrio de toda la vida aunque ya no lo sea y te hago una ruta turística.
ResponderEliminarBesos
Elena
Hola, Elena. Qué sorpresa. Me alegra un montón verte por aquí. Sería genial que me dieras una vuelta por Orcasitas, claro. Qué lux. Si me dejas un correo (puedes escribirme al mío: enarponf@gmail.com), lo hablamos.
ResponderEliminarNo sabía que habías vivido en el piso de Urgel. Ando desconectada de la gente de la facul...
Espero que estés bien.
Un beso grande.
Casualmente me he topado con este blog porque estudio arquitectura y mañana vamos a hacer una visita al poblado dirigido de Caño Roto... y casualmente también, la profesora que va con nosotros es uno de los autores del edificio de colores =)
ResponderEliminarUn saludo, muy buena entrada
yegue con 7años a el poblado minimo de caño roto hay murio mi padre cuando tenia 9 años las pasamos canutas la gente paso mucho frio por que las casa no estaban preparadas cuando venian las lluvias se hinundaban y los vecinos teniamos que sacar a los bonberos por que se atascaban en el barro hemos pasados los vecinos muchas calamidades hoy es un barrio nuevo
ResponderEliminarGracias por tu testimonio, Anónimo.
ResponderEliminarNací uno o dos años antes de inaugurar Caño Roto. Recuerdo los gitanos viviendo en cuevas, detrás de la barriada de la c/Aviador Durán (Jauja) y en la Avda. las ánimas? (Carpetana). Recuerdo el colegio JOYFE en los Cármenes. También el movimiento contestatario de los años 70 y tantas otras cosas.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato.
Yo me crie en caño roto y fui al colegio joyfe. Que buenos tiempos. Seria mucha casualidad que alguien estudiara COU en el curso 73/74. Un beso
EliminarGracias por comentar, Rufino. Me alegra que te haya gustado
ResponderEliminarYo soy de carabanchel de toda la vida no vais.mal encaminados pero estáis un poco equivocados las casitas bajas se le conoce como los carmenes aunque sí.miras el plano.caño roto es.desde gallur hasta roger de flor es ahí donde empieza.el tercio
ResponderEliminarA y para la gente que dice barrio.chungo yo digo barrio obrero
ResponderEliminarAquí una que nació en Carabanchel pero se fue del barrio a los 10 años. Se van cumpliendo años y por lo que sea apetece echar un vistazo al barrio que me vió nacer. Me encuentro con este blog y me gusta, me acerca a mis orígenes, a mis padres que ya no están, cuánto lucharon en aquel Carabanchel de la postguerra. Ah yo tambien tengo blog, donde pongo textos que me gustan (http://wwwhola-calma.blogspot.com.es/. Gracias.
ResponderEliminar¡Enhorabuena por el post! Me acabo de mudar a Carpetana hace bien poquito, pero he estado viniendo aquí toda la vida a casa de mis abuelos, y es donde pasaron su infancia y adolescencia mis padres y tíos. Has retratado perfectamente todos los recuerdos que tengo de cuando era peque, y todo lo que cuento a mis amigos cuando vienen a conocer mi nueva casa. Me ha encantado leerte. Con permiso, comparto en facebook ;)
ResponderEliminarGracias por escribirlo!
Muchas gracias, Mar y 6alilea, y bienvenidas al blog. Me alegra mucho haber sabido afinar.
ResponderEliminarSaludos.
Por donde has paseado no es cañoroto, esas casas bajas son "las domingueras", llamadas así por que las construyeron sus dueños durante los fines de semana. Cañoroto eran unas casas bajas que daban a la Via Carpetana pero que ya estan demolidas y en su lugar han construido edificios de 4 plantas, el barrio se ha vuelto un conglomerado de gentuza Jitana, gentuza paya y otros que no se meten en líos. Aquí puedes encontrar desde drogas, hasta armas a buen precio.
ResponderEliminarha cambiado tanto que ya ni el telepizza no trae las pizzas por que los atracan, en ocasiones dicen que las dan en el metro carpetana o si entran al barrio que bajemos a las plazas a por ellas. Te animo a venir a vivir a estos barrios perifericos tan chachipirulis, jajajaa
Estimado anónimo, ese barrio es Caño Roto, y lo puedes comprobar tú mismo en Internet, donde vas a encontrar información de sobra (por ejemplo, aquí: http://wikimapia.org/#lat=40.3955794&lon=-3.7410704&z=15&l=3&m=b) Tiene hasta una asociación de vecinos, donde también hay un mapa: http://www.avvlafraternidad.org/ Y sí, seguiré visitando los barrios periféricos, precisamente porque no suelen ser chachipirulis. Saludos.
ResponderEliminaryo vivi hasta los 18 años fui al joyfe vivia en doctor zofio y me case en alli y lo pase maravillosamente y los gitanos los mejores bsos
ResponderEliminarNo harias cou en el curso 73/74 ? Un saludo
Eliminarviva carabanchel los que hemos nacido alli lo sabemos
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS POR LA INFORMACION ESTOY PREPARANDO UN REPORTAJE SOBRE MI BARRIO. YO CUANDO LLEGE TENIA CUATRO O CINCO DE VIVIR ANTES ENFRENTE DEL CINE FLORIDA EN MATADEROS , CUANDO LLEGAMOS TARDARON TRES DIAS EN DARNOS AGUA , POR QUE NO SE QUE HABIA PASADO , DE HAY SU NOMBRE LOS SEMBRADOS ENFRENTE DEL HOSPITAL MILITAR FUERON NUESTROS CAMPOS DE BATALLA Y LA FABRICA DE LADRILLOS GRACIAS POR HACERME RECORDAR ESTOS MOMENTOS QUE NUNCA OLVIDARE POR LA FELICIDAD QUE VIVI UN SALUDO .. CHINO 2000
ResponderEliminarGracias a ti.
ResponderEliminarBuenas, me ha encantado encontrar este blog, porque precisamente toda mi niñez y juventud la pasé en este antiguo pueblo, y digo pueblo porque se asemejaba mucho a esos pueblos blancos andaluces encalados.
ResponderEliminarDiscrepo un poco sobre la situación del barrio, creo que está comprendido en forma de triángulo que lo conforman las calles de: Gallur- Carpetana y avda. Nuestra señora de Valvanera.
La zona comprendida entre Carpetana y Borja, era donde las casas encaladas de dos plantas estaban situadas.
Posteriormente sobre principios de los 60 construyeron dos bloques de viviendas de seis plantas y recuerdo con algo de nostalgia que nos llamaban los de la torre a los que allí habitabamos.
Recuerdo también a mis amigos jitanos y a los que posteriormente, llegaron después, que les hicieron unas viviendas, que el resto los llamabamos los de los bloques rojos. Y sobre todo recuerdo que casi todo el barrio era campo. La gente en verano, sobre todo mujeres y hombres mayores, abrían su silla de tijera y se apostaban en la pared encalada, con el transistor en la ventana y escuchaban los seriales de radio, porque en aquella época aun no había llegado la TV y recuerdo que los niños íbamos a casa de algun vecino más pudiente a ver la TV.
Recuerdo el cine Canadá el, Kursal, el cine España, el Salaberri, la discoteca los Tony's. En fin mucha nostalgia.
Un saludo a todos.
qhe recuerdos verdad de nuestra infancia verdad? y las niñas qhe malas jeje como siempre criticando, por qhe te pones o qhe llevas, y si hablas con un chico pa qhe mas, eso no cambian nunca.
ResponderEliminarcomo dice mi amiga Conchi caño roto resiste
ResponderEliminarHola. Soy María.
ResponderEliminarChicos y chicas de Carabanchel de los 80:
Pròximo a Via Carpetana habìa una discoteca llamada Los Pàjaros, era heavy o algo asì. Desenfrenada música y excentricismo. Yo fui solo una vez, me asusté y no volvì, pero fue mi primera disco y me gustaría que si alguien la coniciera me comentara.
Saludos.
Hola maria. Yo me crié en la via carpetana, pero no me suena esa discoteca. Fui al colegio Joyfe de Luis Feito. Saludos
EliminarHola Maria, yo vivia al lado dela Via Carpetana, en Caño Roto, estudié en el Joyfe, pero solo recuerdo que en los bajos del cine Kursal se montaba una disco a la que no era muy recomendable ir. Saludos
EliminarDejo aquí un comentario de un anónimo que he borrado sin querer (el teclado táctil de mi móvil no es fácil de manejar, y al querer darle a "publicar" le he dado a "eliminar"):
ResponderEliminar"Me acabo de cruzar con este post.
Yo nací y crecí en una de estas casas bajas de auto-construcción en plenos años 80-90 de la zona de Gallur.
Tal cual se pinta aquí parece todo mucho más bonito y entrañable, nada más lejos de la cruda realidad.
Del otro lado del edificio en el que aparece ese nuevo ascensor, había por aquel entonces una de las escaleras preferidas de los yonkis, donde acostumbraban a chutarse como espectros, dándoles igual que gente como yo " tan solo un niño por aquel entonces", estuviéramos jugando a tan solo unos pocos metros.
Eso sin contar la violencia que desataban cuando no tenían dinero para conseguir su dosis, utilizando como arma una simple jeringuilla, eso sí cargada muy probablemente con la peste de esos días.
Robos a diario, el grito de al ladrón era como la sinfonía del barrio, siendo el blanco sobre todo las mujeres de mayor edad y el método preferido el tirón.
Por la noche se estilaba más el robo de coche, en alguna ocasión tuve que bajar a uno del coche familiar, es mejor no recordar de que forma.
Tan solo al cruzar la calle gallur tenías unas casas de lata prefabricadas y detrás, Presidiendo el barrio el cerro de la mica, elevado sobre el resto y es que la posición le venía que ni pintada, pues era el foco de gran parte de la problemática del barrio, el que hoy es un bonito parque y un poli-deportivo, era entonces, el mayor distribuidor de droga y violencia.
Solo prevalecía una ley por encima de todas, la del más fuerte y en ese cerro lo eran, no fueron pocas las veces que la policía intentando entrar tuvo que salir pitando de allí, ya que ni por las buenas ni mucho menos a las malas podían entrar allí y mucho menos salir.
Es donde acaban muchos de los coches y sobre todo motos robadas en Madrid, por el he visto a niños de etnia gitana corriendo con coches robados, chocarlos, volcarlos y quemarlos.
Así que en resumen, violencia, drogas y ausencia de fuerzas del orden que pudieran hacer nada. Ese es el caño roto que conocí a fondo, el que aprendí a querer y odiar ese triangulo negro, entre carpetana, Gallur y Valvanera.
En el que en cada calle había una o más de una de las familias, afectadas por la droga y la prisión.
También mencionáis el tercio terol, en ese entonces completamente Gobernado por el patriarca gitano, allí era mejor no asomar la nariz si no los conocías, por que entrar entrarías, pero lo de salir es otra historia y mucho menos entero.
Para anónimo "maría" la sala a la que te refieres es la sala Cursal que estába en lo que es hoy en día un lidl, al cruce de vía carpetana con marcelino castillo, sala heavy mítica, a mi me pillaba pequeño aún así me colé una vez poco antes de que la cerraran, por exceso de peleas y algún que otro muerto".
Me alegra haber encontrado algo de la historia de mi Barrio,uno de lis mas castigados por la delincuencia,las drogas,pero.....era mi barrio y todavía mi padre tiene nuestra casa donde siempre,en el primer bloque de galerías Gallur 37,que recuerdos de aquellos años 80 a 90!! El canódromo al que vimos nacer,su época dorada y su decadencia,el kiosko de Rafa,que carácter tenia!! El bar Barroso,la carnicería del señor Desgracias,las chuches del chuti.....
ResponderEliminarFelicidades por el blog!!!
Karlos LM
Estuve viviendo en este barrio a principios de los años 70. Ojala algún día me reecuentre con mis amigos de entonces...Toñin, el nieto de la señora Casilda, Miguel Angel, el hijo de la Rosario......
ResponderEliminarQuisiera saber si este blog ya no está operativo pues mis comentarios no los veo reflejados. Saludos 669288918
ResponderEliminarYa no debe estar operativo pues no he visto ningun otro comentario
ResponderEliminarFormidable crónica, allí jugaba yo al fútbol en el campo de Explosivos. Calle Fuendetodos.
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