viernes, 1 de abril de 2011

Háblenme de Tragacete




Mi padre colecciona reenviados. Los guarda en carpetas.  Está la carpeta Animales,  la carpeta Paisajes,  la carpeta Amor,  la carpeta Jefe y la carpeta Madrid. Esta última contiene fotos antiguas que servidora pensaba utilizar durante sus casi tres meses de exilio estival para hablar de una periferia que ya no existe. Por ejemplo, a través de esta de Cuatro Caminos:








O de esta, del Paseo de Extremadura:





O de esta otra, de la calle Eugenia de Montijo:









La idea era combinar las fotos con citas de, se me ocurre, Rafael Sánchez Ferlosio, Pío Baroja o Rosa Chacel. Es decir: con citas de libros que hayan retratado aquella periferia en tiempo real. Iba pues a dedicarme con cierta intensidad a la literatura española. Menciono a Baroja, a Ferlosio y a Chacel porque son los autores que mejor he leído, pero el plan incluía solucionar mis lagunas patrias, así que empecé con Rafael Chirbes: Los disparos del cazador. Me gustó mucho.  Encontré estas brevísimas apreciaciones, adecuadas para este blog, pero famélicas por lo que respectaba a mi pretensión:


      «Me llevó más arriba de Cuatro Caminos, y me indicó con el índice aquel paisaje desolado de hierbas quemadas por el invierno y desmontes.
      "¿Qué ves?", me preguntó. Y yo le respondí que veía un campo mísero que me hacía añorar la dulzura mediterránea de nuestra tierra. Se echó a reír. "No eres muy largo de vista, Carlos." Le dije que si lo que me pedía era una enumeración, veía barbechos, unas chabolas protegidas por los desniveles, niños que escarbaban en los vertederos y algunos perros. Ahora, su risa se había convertido en una sonora carcajada. "Ten cuidado, no sea que los perros no te dejen ver el oro."»


El asunto empezó y acabó con Chirbes.  Por razones que no vienen al caso, me tuve que poner a leer toneladas de literatura española actual. Se trataba de un desvío en verdad pequeño (Chirbes es literatura española actual),  que sin embargo arruinaba mis futuros post. Encontré, sí,  mucho Madrid, especialmente el preguerracivilista: ya no se trataba pues del autor trasponiendo en estilo lo que veía, o lo que había visto,  sino de recreaciones de recreaciones de recreaciones de la Gran Vía, de Huertas y de Sol, y también de la Residencia de Estudiantes, que es casi lo más periférico que aparece en las novelas de preguerra y guerra. Aun cuando están bien hechas y se atreven a meterse por andurriales, no hay quien las salve del olor a comida precocinada. Y yo quería comerme el plato crudo. 










He aquí lo que entiendo por comida precocinada:


«Llegué a Madrid y en cuanto me di el primer paseo por la plaza de Santa Ana entre los limpiabotas y las verduleras fue como si me encontrara en Nueva York. Me gustan los españoles. Me caen bien, como vosotros decís. Me gustan los tranvías tan lentos y destartalados y me gustan las macetas de geranios rojos en los balcones. Me gusta lo mismo el Rastro que el Museo del Prado


El fragmento pertenece a La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina. Quien habla es una extranjera, lo que supongo que justifica que su paisaje parezca salido de una Oficina de Turismo retrospectiva: nada que objetar en términos de verosimilitud. Sin embargo, como lectora habría preferido que la personaja me hablara, qué se yo, de su escupidera. De una calle que ya no existe. De cualquier patraña que se le hubiese pasado por la cabeza al autor, y que no tuviera que ver con el Madrid del imaginario colectivo. Ojo, no estoy juzgando La noche de los tiempos por estas cuatro líneas. De lo que hablo es del tratamiento cansino de ciertos escenarios en la literatura y en el cine. Estoy harta de los lugares emblemáticos. De Central Park, del Rastro, de la Rive Gauche y de Trafalgar Square. Entramos ahí y los discursos ya están hechos. Por favor, háblenme de Tragacete: seguro que van a tener que pensarse dos veces dónde ponen la mirada. Mi novio dice que el mejor eslogan para los turolenses habría sido el de «Teruel no existe», lo que me lleva a pensar que tal vez la gran novela sobre la guerra civil llegue cuando ésta deje de morar nuestras automatizadas cabezas. Por lo menos en términos paisajísticos.  

22 comentarios:

  1. Me quito el sombrero ante lo que acabo de leer. Lo que puede dar de si un padre que colecciona cosas. O un puñado de fotografías. Ahora, si me lo permites, voy a seguir paseando por tu espacio...
    Carlos
    Ed. El toro de barro.

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  2. Gracias, Carlos. Mi padre da mucho de sí.

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  3. Hola, Periferia. Acabo de descubrir tu estupendo blog. Yo también soy periférico, y esa idea de recrear paisajes urbanos con textos de autores en tiempo real (en aquel tiempo real) me parece sublime. Quisiera preguntarte si sabéis, tú y tu padre, de qué año es la foto de la Puerta del Angel, me gustaría mucho saberlo con exactitud, si es posible. Gracias y un saludo.

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  4. Gracias, paseante. No sé de qué año es la foto de Puerta del Ángel. Si averiguo algo te digo.
    Bienvenido al blog.

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  5. ¡Genial ese concepto de comida precocinada! Impecable, como de costumbre.

    Comparto ese gesto de hastío ante la reiteración de los mismos escenarios en literatura y cine (aunque en la primera estoy actualizandome poco a poco) Da la sensación de que los autores tienen la idea de querer llegar al lector o espectador de la forma más inmediata a través de lo más común en algunas ciudades. No entiendo mucho al respecto, pero el ahorro de descripciones a la hora de dar posición y localización a los personajes me parece muy económico, con una panorámica de Central Park ya se pone en juego todo Nueva York.

    Comida precocinada, con acentro en el pre-, para una fácil cocina, para una rápida comida, para una ágil masticación, para una sencilla, veloz y ligera digestión. Pero, y sin salir de lo culinario, en ese pre- se pierde sabor, se pierden aportes, se pierde el gusto, y si no se pierde del todo al menos se deja como conocido de sobra, como si por muchas veces que se comiera lo mismo no se pudieran apreciar diferentes notas y matices.

    Un beso!!!!

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  6. Me encanta cuando te pones vehemente.
    Di que sí.
    Besos, morena.

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  7. Hola, Emilio. Yo pienso que además se escribe desde esos escenarios porque los autores piensan, o pensamos, que situarnos en ciertos sitios da prestigio. En el caso español se mezcla con el maricomplejín.
    No me olvido del paseo por San Blas.
    Gracias por la visita.

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  8. Es bonita la idea de los textos acompañando fotos, o viceversa. En textos de pricipios del XX puede que lo que hoy son lugares comunes entonces fuesen solo lugares. Escapar del lugar común a veces es tan complicado... Se agarran en nuestro cerebro y saltan en el momento menos adecuado. No creo que tengamos conciencia del parásito.
    Me gusta el párrafo de Chirbes. No lo conocía y me ha despertado mucho interés. Voy a buscar algo suyo.
    Gracias por la pista.
    Hasta pronto,
    K.

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  9. Gracias, Kike. Los lugares comunes son parásitos, sí. Chirbes publicó en 1988 un libro que tuvo mucho predicamento: Mimoun. También lo tuvo la novela Crematorio, que es más reciente.
    Gracias por la visita.
    Un abrazo.

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  10. como dicen, estar en las afueras es también estar adentro...

    bonito blog!

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  11. Querida PERIfERIA: te hablaré del Tagarete y del Tamarguillo, arroyos sevillanos de los que se desbordaban en los años 60 y 70 del siglo pasado, y del parque de Miraflores, donde estuve ayer comiéndome un bocata con Bárbara y Jose, para recordar que ese canal que veíamos es lo único que queda ahora sobre Sevilla de los cauces de esos arroyos (ya intubados, o soterrados) que trajeron los desplazamientos de población pobre, por las inundaciones que provocaban en los años 60 y 70 del siglo pasado. Te emplazo a una visita al parque de Miraflores, la zona verde más grande de Sevilla de la que nadie habla nunca en recetas literarias precocinadas y es todavía un ejemplo de paticipación ciudadana, con huertas colectivas y olor a pueblo, rodeada por la Avenida de las Asociaciones de Vecinos y la de la Mujer Trabajadora, en la Sevilla suburbial y secreta, la que más me gusta a mí, y pienso que debes apuntarte para ver conmigo, cuando te plazca. Besos

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  12. PERIFERIA: te hablaré del Tagarete, uno de los arroyos , junto con el del Tamarguillo, que amenazaron a la Sevilla ribereña con sus riadas seculares y los desplazamientos de población (pobre) que trajeron consigo. Ayer estuve con Bárbara y Jose en el Parque de Miraflores de Sevilla, donde queda el único rastro sobre tierra del soterrado arroyo del Tagarete, y te emplazo a visitar conmigo ese parque que es el espacio verde más grande de Sevilla, en zona de exclusión (lo que le hace ser poco visitado y aumenta su encanto) fruto de la participación ciudadana, que consiguió, con luchas duras, que se crease este parque en un territorio que viene de época romana y medieval, con las Huertas de La Albarrana y Miraflores, las cuales evolucionaron hasta degenerar en un estercolero de jeringuillas y basura en los 80 del siglo pasado pero por las luchas vecinales se creó, cercano al siglo XXI, bordeado por 2 avenidas también difíciles de conseguir: la de las Asociaciones de vecinos y la de la Mujer Trabajadora. Tienes un territorio de huertas colectivas que son un encanto, un trozo de pueblo en Svilla, tan bien organizado que no parece posible ahora. Nos comimos un bocata junto a un puente de piedra del siglo XII que hay allí, y siempre que voy me parece de lo más periférico y menos precocinado de Sevilla. ¿Cuándo quieres que te lleve al parque de Miraflores, querida? Sólo tiene que avisar y allí estaremos.

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  13. PERIFERIA: te hablaré del Tagarete, uno de los arroyos , junto con el del Tamarguillo, que amenazaron a la Sevilla ribereña con sus riadas seculares y los desplazamientos de población (pobre) que traían consigo. Ayer estuve con Bárbara y Jose en el Parque de Miraflores de Sevilla, donde queda el único rastro sobre tierra del soterrado arroyo del Tagarete, y te emplazo a visitar conmigo ese parque que es el espacio verde más grande de Sevilla, en zona de exclusión (lo que le hace ser poco visitado y aumenta su encanto) fruto de la participación ciudadana, que consiguió, con luchas duras, que se crease este parque en un territorio que viene de época romana y medieval, con las Huertas de La Albarrana y Miraflores, las cuales evolucionaron hasta degenerar en un estercolero de jeringuillas y basura en los 80 del siglo pasado pero por las luchas vecinales se creó, cercano al siglo XXI, bordeado por 2 avenidas también difíciles de conseguir: la de las Asociaciones de vecinos y la de la Mujer Trabajadora. Tienes un territorio de huertas colectivas que son un encanto, un trozo de pueblo en Svilla, tan bien organizado que no parece posible ahora. Nos comimos un bocata junto a un puente de piedra del siglo XII que hay allí, y siempre que voy me parece de lo más periférico y menos precocinado de Sevilla. ¿Cuándo quieres que te lleve al parque de Miraflores, querida? Sólo tiene que avisar y allí estaremos.

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  14. PERIFERIA: te hablaré del Tagarete, uno de los arroyos , junto con el del Tamarguillo, que amenazaron a la Sevilla ribereña con sus riadas seculares y los desplazamientos de población (pobre) que traían consigo. Ayer estuve con Bárbara y Jose en el Parque de Miraflores de Sevilla, donde queda el único rastro sobre tierra del soterrado arroyo del Tagarete, y te emplazo a visitar conmigo ese parque que es el espacio verde más grande de Sevilla, en zona de exclusión (lo que le hace ser poco visitado y aumenta su encanto) fruto de la participación ciudadana, que consiguió, con luchas duras, que se crease este parque en un territorio que viene de época romana y medieval, con las Huertas de La Albarrana y Miraflores, las cuales evolucionaron hasta degenerar en un estercolero de jeringuillas y basura en los 80 del siglo pasado pero por las luchas vecinales se creó, cercano al siglo XXI, bordeado por 2 avenidas también difíciles de conseguir: la de las Asociaciones de vecinos y la de la Mujer Trabajadora. Tienes un territorio de huertas colectivas que son un encanto, un trozo de pueblo en Svilla, tan bien organizado que no parece posible ahora. Nos comimos un bocata junto a un puente de piedra del siglo XII que hay allí, y siempre que voy me parece de lo más periférico y menos precocinado de Sevilla. ¿Cuándo quieres que te lleve al parque de Miraflores, querida? Sólo tiene que avisar y allí estaremos.

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  15. ¿Andas por Sevilla en julio? Estaré bastante en Córdoba, y puedo escaparme un día para hacer esa excursión. Nos vamos a achicharrar con la caló.
    Gracias por el paseo escrito. Lo de las huertas me recuerda a Valencia.
    Besazo.

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  16. Estaré trabajando al pie del cañón, no me queda otra. Tendremos que hacer la visita por la mañana de un sábado o a media tarde de cualquier día, para no achicharrarnos. Pero me gustará mucho enseñarte aquello. Un beso.

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  17. Estaré trabajando en julio, no me queda otra. Por lo tanto podré ser tu anfitriona sin problemas, excepto por la caló, que ya empieza fuerte. Para evitar achicharramientos, será mejor ir al parque una mañana temprano (sábado o domingo) o bien a la caída del sol, cualquier día que te venga bien. Me gustará mucho acompañarte. Ya hablamos. Besos.

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  18. Genial, Charo. Mil gracias.
    Tengo activada la moderación de comentarios, y por eso no aparecen inmediatamente (te lo digo porque veo que lo has mandado dos veces). Si te fijas, cuando lo envías sale en la parte de arriba de la pantalla un aviso que dice algo así como "su comentario se publicará cuando se haya aprobado".
    Abrazo grande.

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  19. me gusta tu estilo, tu forma de ver las cosas. Seguro que te seguiré leyendo. Un saludo

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  20. Perdón por mi torpeza, que me hace enviar comentarios intrascendentes por partida doble. Creo que el soterramiento del Tagarete lo tengo yo igual con internet: de vez en cuando levanto cabeza, y otras, casi siempre, voy hundida por debajo de la superficie. Mientras no me desborde, mejor para ti (y para Sevilla). Excuse me.

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