martes, 13 de abril de 2010

Tercer día: sobre la inminente extinción + Urban

Lo que hago aquí me da algo de complejo de españoles por el mundo, de programa de tele, de guía turística con aspiraciones entre ridículas y pretenciosas. Por otra parte, pienso que no está nada mal que, en lugar de buscar elementos con los que destacar (que es lo que hacemos parte de los que escribimos), procure no destacarme en absoluto, ser una española por el mundo (por Madrid en este caso), un programa de tele, un folleto, una guía turística con aspiraciones entre ridículas y pretenciosas.

En un post anterior mencioné un blog cojonudo, Urban Idade: memorias de las redes urbanas, que administra alguien que se hace llamar Enrique Fidel. Dije que, si me animaba, le escribiría. Pues bien, lo hice, y hubo suerte: hoy E. F., quien me ha dicho que le llaman K., pero que aquí será Urban, me ha llevado a dar un paseo por Tetuán.






Es raro quedar con alguien al que no has visto en tu vida. Yo sólo lo he hecho tres veces, y la sensación ha sido parecida: la de que un todo-siempre-extremo es posible (lo que no es extremo no acude a mi mente, que necesita de estímulos fuertes para mantenerse alerta).  Luego no ocurre nada extremo, aunque en esta ocasión el encuentro ha sido más que interesante. Urban es un gran conocedor de la parte norte de la ciudad. Dice que es porque siempre ha vivido allí. Se sabe la Historia, los nombres de los arquitectos, el tipo de población que ha rulado por los barrios. Me ha dicho: "Siempre hay algo que a primera vista te llama la atención, y eso no es ninguna casualidad". Cuando descubrí su blog pensé que sus fotos eran las que yo haría, y hoy me faltó gritar eureka, pues aquel pensamiento (o más bien visión)  no fue ninguna casualidad.

Además de lo catalogable en Wikipedia, archivos y demás, Urban es una suerte de descubridor  de lo extraño, de aquello en lo que nadie repara, de lo que está a punto de extinguirse, de lo precario, de lo que no es digno de mención. De lo que a mí me interesa. Su búsqueda es la de la identidad de los barrios, que es como querer guardar el agua entre las manos, especialmente en Madrid, donde no hay más política que la explotación. Es decir: la de conservar el centro y dejar que se degraden (para "mejor" construir) las zonas adonde no acuden ni turistas ni políticos. Dice Urban, a quien escriben casos desesperados e inútiles de gente que resiste en inmuebles que van a derruir, que no se trata de conservar por conservar, sino de respetar el territorio, de no dejar que se destruya. Si en lugar de echarlas abajo, se arreglaran las viejas construcciones, tal vez tendríamos una forma más saludable de habitar, y los barrios no darían la impresión de ser meros almacenes de cuerpos. 

La cita era en la esquina del McDonald's de Cuatro Caminos. No recuerdo bien el orden, y quizá trastoque un poco las palabras de Urban, aunque no me importa demasiado la precisión. Primero me ha señalado un edificio de ladrillo visto en la glorieta. "Eso sabrás lo que es", y yo he dicho "Sí", aunque no tenía ni idea. Llevo viendo ese edificio desde que llegué a Madrid, y nunca me he preguntado qué demonios alberga. Urban me lo ha dicho y, por supuesto, ya se me ha olvidado. No tengo retentiva de tipo enciclopédico y/o erudito y, repito, no pretendo aquí precisiones (eso me llevaría a tener que darle al Google todo el rato). Creo en cualquier caso que el arquitecto era el mismo que el de la Residencia de Estudiantes, Antonio Flórez Urdapilleta (cuya idea de la arquitectura era muy de la Institución Libre de Enseñanza), y el tipo de ladrillo un anticipo de lo que íbamos a ver en versión humilde, a saber: el ladrillo de hace algo más de un siglo, con el que los que emigraban a Madrid se construían, en ocasiones, sus propias casas, algunas de las cuales permanecen aún en pie (según Urban). Otro de los edificios de dicho arquitecto, muy parecido al Pabellón Central y al Trasantlántico de la resi, es el CEIP Jaime Vera, en Bravo Murillo:





Al lado otro edificio al parecer insigne, en el que yo no había reparado jamás, el antiguo cine Europa, que hoy es esto:





Callejeamos un rato. Primero vemos un acueducto que forma parte del Canal de Isabel II, y luego llegamos a la calle Avelino Montero Ríos, en la que Urban quiere mostrarme unos adosados de ladrillo que se conservan bien:





Me dice: "Fíjate en qué pequeño es el espacio". En la acera de enfrente han derribado uno de estos adosados para levantar un edificio moderno que me gusta porque rompe el entorno de manera constructiva, aunque por supuesto eso no es lo habitual. Ya en Fuencarral vi una construcción de este tipo, que no se encuentra por el centro, o no con este descaro. Supongo que es una alternativa al tipo de edificación masiva e insulsa de los barrios:




   


Callejeando un poco más, llegamos a otros dos modestos hitos:  la casa de Marceliano Santa María, un pintor que no vivía nada mal, y, si no me equivoco, un edificio de viviendas para obreros de la Constructora Benéfica, creo que en la calle Tenerife:







Nos colamos en el edificio de la Constructora Benéfica, que tiene un patio hermoso y carcelario:





El Tetuán más cercano a Cuatro Caminos es un batiburrillo de edificios de diversa índole que, en general, están bien conservados. Urban me dice que en los 60 el barrio estaba igual que en 1900, y que él aún recuerda cuando todo eran casas bajas, similares a estas de la calle Pinos Alta, donde había una academia de baile:


  


La degradación es mayor conforme subimos en dirección a Plaza de Castilla. Urban me habla de los edificios ocupados tanto por profesionales del asunto, los okupas, como por inmigrantes o familias. Tapiar las puertas y las ventanas no sirve de nada; la gente las rompe y se instala en las casas:



 





Este fenómeno es tan habitual que los inmuebles con pinta de estar desocupados tienen que poner carteles para avisar a los cazadores de techos:



Degradación a mansalva y un improvisado huerto comunal en un solar:
















Llegamos hasta La Ventilla, cuya historia está aquí.

Gracias, Urban.

16 comentarios:

  1. No me había planteado si esto que hacías era del tipo españoles por el mundo (en cualquier caso creo que no) ni si con esto destacabas o pasabas desapercibida.
    Sencillamente me interesa leer (de tu mano) algo que yo jamás habría hecho, jamás habría investigado, pero que me revela muchas curiosidades: cuando ando por la calle, me fijo en los edificios, en esos rincones extraños a veces, e imagino las historias. Durante un tiempo estuve medio viviendo en Tetuán, y me hice muchas preguntas.
    Es un viaje agradable este. Extraña y deliciosa periodista de lo conocido y desconocido.

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  2. Amable crónica. Sólo una matización repelentemente perfeccionista, el Jaime Vera de Bravo Murillo no es IES sino CEIP. El Instituto es el antiguo Emilio Castelar.
    Sin duda ha de haber más recorridos, entre ridículos y pretenciosos, por viejos lugares madrileños, pero sin que nada tengan que ver con la tele...

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  3. Laruska, no sabía que habías vivido en Tetuán, aunque desde luego te imagino en el barrio. No es una mala alternativa al centro. Algunas partes aún dan la impresión de pueblo, y hay calles en las que apenas pasarían coches frente a tu ventana de escribir (qué manera más retorcida de decirlo; tú me entiendes).

    Gracias, amabilísimo anónimo ;-) Ya está corregido. Las ridiculeces y pretensiones son rollos de escritor, no tienen que ver con los paseos. Mentar eso es también una manera de salirme por la tangente, que es lo que en el fondo busco.

    Besos a los dos.

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  4. Tengo una tía que vive en Tetuán, en la zona cercana a la Plaza de CAstilla, en un edificio antiguo y pobre,con pisos muy pequeños donde ella ha criado a sus hermanos y luego a sus cinco hijos. Cuando yo era estudiante en Madrid iba a su casa a comer auténticos cocidos madrileños cocinados a fuego lento, sin olla exprés ni hostias. Cocidos en tiempo real, para que me entiendas. Desde entonces siempre asocio Tetuán a los garbanzos tiernos de mi tía. Como ahora otra vez, al leerte. Tenemos mucho que aprender de Tetuán y sus mujeres.
    Besazos.

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  5. Ah, se me olvidaba: Urban se llama también un plan de urbanización que existe a nivel de Andalucía por lo menos -y no sé si en otras comunidades autónomas-, financiado con el Fondo Social Europeo, y que ahora en Sevilla va a aplicarse en Amate y Polígono Sur. O sea, que tu colega tiene nombre de macroproyecto urbanistico (aunque me metí en su blog y parece un tio mucho más interesante que un macroproyecto, la verdad- buenísimas fotos).

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  6. Pues me encantaría que, si vuelves por Madrid y te apetece, fuésemos un día a visitar a tu tía. Seguro que se sabe muchas historias del barrio. Igual le gusta verlas escritas, aunque sea en un blog.
    Yo hago garbanzos vegetarianos a fuego lento (bueno, a vitrocerámica). Pero no es por tradición, sino porque no tengo olla exprés. Y me salen buenos, que conste.
    No me olvido de la visita ofertada por tus amigas.
    Un abrazo grande.

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  7. Eso está hecho. Pero mi tía habla muchísimo, que conste. En lo que te cuenta una sola anécdota del barrio, se hace 3 cocidos de esos decimonónicos (la que avisa no es traidora)...

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  8. Que hable, que yo soy toda oídos y estómago decimonónico.

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  9. Genial... fantástica!
    Te agradezco esta maravillosa entrada sobre el barrio de Tetuán. Tengo muchas fotos como esas, cada día que salgo a pasear por el barrio y a hacer fotos mil demonios me recorren por dentro y no sé si quiero reflejar esta realidad que veo a diario o si quiero escribir de lo bueno, lo activo que es el barrio, la amabilidad de sus vecinos... hoy precisamente hablo de algo muy similar, voy poco a poco introduciendo el tema de la gentifricación en Tetuán. El otro día paseé por el polígono de la calle Lérida, al que quiero dedicar una entrada extensa. Hoy me he sentido identificada tanto en tu entrada y me han parecido mías esas palabras, aunque yo habría sido incapaz de expresarlo de manera más bella.
    Envidio también la posibilidad que has tenido de pasear por Tetuán de la mano de Urban. No sabía yo que fuera vecino también. No podías haber tenido mejor Cicerone que él, desde luego. Agradezco también a Urban que te haya ofrecido el premio "Vale la pena", pues de otro modo me habría perdido esta entrada y cuánto tiempo más habría pasado sin que conociera tu blog, el cual, desde hoy, forma parte de mi blogroll.
    Te mando un fuerte abrazo y te invito a llevarte siempre que quieras de paseo por Tetuán. Te prometo que seguirás descubriendo rincones que jamás pensaste que estarían a tiro de piedra del pleno corazón de la capital.
    Un fuerte abrazo!

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  10. Cuando yo ya vivía en Zarza, Miguel estuvo un año viviendo en Tetuán. Yo iba a la oficina diariamente por aquella época y dormía muchas noches allí, y tengo un montón de tétricos poemas escritos en el autobús de vuelta del trabajo, cagándome en general en todas las cosas. Ahora que lo pienso, la mayoría de textos escritos sobre Madrid-como-ciudad los escribí en ese autobús número 11, porque los cielos que se ven cuando uno se va alejando del frío Cuzco y entrando en Tetuán son unos de los más fucsias de toda la ciudad. Y había otra gente distinta, otra vida distinta. Gente que vuelve del trabajo. Niñas que vienen del colegio. Nada es cool, todo es vital. Recuerdo mis compras en el mercado de Tetuán, la estanquera antipática y unos donuts deliciosos que hacían en una panadería de Marqués de Viana. Miguel vivía en un ático desde donde se veían todos los tejados del mundo. Joder, tía. Yo misma casi había olvidado todo esto y fue hace dos años. Sí, he vivido en Tetuán. ¡Gracias por refrescarme la memoria!

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  11. Bea, encantada de tenerte por aquí. Te tomo la palabra para el paseo: busquemos una fecha de aquí a un mes. ¿Te parece? Será un lujazo que me enseñes más cosas sobre tu barrio. Y gracias por tu blog.

    Pues voy a coger un día el 11, Lara, y trataré de escribir un poema tétrico (esto ya es más difícil: escribir en el autobús me marea). También iré a la plaza de Marqués de Viana y me comeré uno de esos donuts. Luego te lo cuento. Sí, sí. O lo cuento en el blog. Una entrada sobre la suplantación de la identidad, Sophie Calle o similar. En realidad es lo que siempre he querido: no leer las historias que leía, sino vivirlas. Me quedo con esto: nada es cool, todo es vital.

    Muchos besos a las dos.

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  12. Hola Elvira,
    Eso está hecho. Para dentro de un mes, como a mediados de mayo, por San Isidro, si el tiempo, de una vez, lo permite.
    Un abrazo,
    Beatriz

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  13. Genial, Beatriz. Seguimos en contacto.
    Mil gracias y un abrazo.

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  14. Me gusta esto que estás haciendo. Me gusta mucho el texto que has sacado de lo que te traes entre manos: evoca en mí muchos recuerdos.
    Por cierto, ¿sabes que el antiguo Cine Europa sirvió de cheka durante la guerra civil? Los de la FAI encerraban allí a los quintacolumnistas y, por las noches, les daban "el paseo" por la Dehesa de la Villa.
    Creo también, si no me falla la memoria, que en la última novela de tu admirado Muñoz Molina los protagonistas, amantes clandestinos del año 36, iban a ese cine justo antes de que estallara la guerra huyendo del centro.
    En Madrid, en los años 30, había cines como ése (que parecen como de película americana o alemana) y teatros en los que actuó, por ejemplo, Josephine Baker. Después vino otra cosa..., otro tipo de varietés que digamos. Pero supongo que la periferia más marginal, antes y después, aún ahora (aunque esté más escondida y alejada), se sigue pareciendo a ese sur de Madrid tan hondo, mísero y delincuente que, apenas al otro lado del río Manzanares, sale en "Misericordia" de Galdós, "La busca" de Baroja o "Tiempo de silencio".
    Besos.
    C.V.

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  15. Si saco algo de esto te pediré que lo prologues, mi querido C.V.
    Ese pequeño texto por fuerza tiene que traerte recuerdos... (¡chocolaaaaaaate!)... Ese pequeño texto dispara mis recuerdos.
    Abrazo grande.

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  16. Nudo en garganta.
    C.V.

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