sábado, 26 de junio de 2010

Inciso 5

"Ojalá nunca veas un enfado mío, dice Esther": primera frase de un papel roñoso que me ha acompañado durante un mes, que es lo que llevo intentando retomar el blog. NO TENGO TIEMPO DE NADA.

"La arquitectura no genera ciudad": Esther, arquitecta, va soltando estas máximas, y cuando se da cuenta de que las estoy apuntando se cabrea. Luego matiza, al igual que los escritores después de habernos puesto estupendos. Supongo que se refería a la arquitectura artística cuando decía que ésta no genera ciudad, a tenor de su matiz: "Bueno, el Pompidou sí":










Quiere que vaya a ver Sanchinarro, el Nuevo Carabanchel y el Ensanche de Vallecas. "Pero no lo apuntes, ve", me dice veinte veces. Le digo que sí, pero que lo tengo que apuntar.






Según Esther, desde los años 70 el urbanismo no existe en España, y un ejemplo de ello son los barrios citados. El Ayuntamiento de Gallardón está apostando por una arquitectura de autor que no crea tejido urbano, es decir, espacios que posibiliten las relaciones, para lo cual se precisa construir a escala humana: calles pequeñas pensadas para el peatón, y no para los coches;  edificios de cuatro o cinco alturas, plazas. Dice Esther que la definición de la ciudad está en cómo se resuelve la sección viaria (a saber, la proporción entre la calzada y la acera, que delimitan el espacio público, y el edificio, que es el espacio privado), y que cuando se alzan moles franqueadas por avenidas de dos carriles, con sus zonas de setos y sus garajes, lo único que se propicia es que lleguemos a casa en nuestro cochecito para dejarlo en nuestro parking y subir en el ascensor al hogar: primacía absoluta del espacio privado. Aquí no hay ciudad, sino urbanización. Sólo te intengras con quien gana el mismo dinero que tú, y eso si el edificio tiene piscina y jardín. En la ciudad, en cambio, la vivienda no importa tanto, pues todo está en función de lo que puedes hacer en la calle.




  



Añade Esther que Madrid es acojonante por la escala (humana). Por la cantidad de calle paseable con tiendas, bares, árboles, plazas y coches pitando porque los peatones no dejan pasar y las calzadas no están pensadas para vehiculos.







Benedetta también es arquitecta, y ha venido a Madrid con Esther a pasar unos días. Decidimos ir a la Casa de Campo, que antes formaba parte de todas la visitas guiadas a la ciudad, y que se ha quedado fuera del circuito turístico. El funicular ya no es aquella novedad para catetillos, el zoo deprime y la urbe se ha vuelto muy interesante y no te deja. Desde arriba vemos unas colonias por la Florida que forman parte de mis futuras visitas, según Esther, y ya en la Casa de Campo resolvemos volver andando, con el zumbido de las atracciones y sus gritos detrás, los pájaros tropicales que deben de haberse escapado de las jaulas, las chicharras, los tránsitos extraños de un paisaje de dehesa a otro más boscoso, y de ahí al páramo y después jardines (yo siempre he caminado en sentido inverso, recorriendo unos caminos plagados de trincheras a los que ya no sé ir, y también siguiendo algunas de las carreteras donde se ponen las putas). Centenares de latinos bebían y comían y chillaban en una explanada, o tal vez eran campos de fútbol. Una cosa buena que ha hecho el Ayuntamiento es enterrar la M-30, que funciona como un muro. Querido Gallardón, flipé cuando pude salir de la Casa de Campo a Príncipe Pío.

Dejo ahí unas cuantas fotos de la visita de Esther y Betta:


La Casa de Campo con el Parque de Atracciones al fondo.




El funicular.




La colonia por la zona de la Florida, objeto de futuras investigaciones.




Esther y Betta, bellísimas.




Yo, tan feliz que doy asco.

6 comentarios:

  1. Menos mal que tu No Tiempo te ha dejado un Sí Tiempo para regalarnos otro gran aperitivo de los tuyos.
    Me quedo con esa definición de ciudad.
    El papel roñoso donde escribes parece un billete de renfe impreso en casa. O son imaginaciones mías.
    Guapa (guapa feliz).
    Un besazo.

    ResponderEliminar
  2. Iba a acompañar la definición de ciudad con un dibujito, pero mi No Tiempo...
    ¿Cómo sabes que el papel roñoso es un billete de Renfe impreso en casa? Me das miedo...

    ResponderEliminar
  3. Hola Periferia. ¡Tanto tiempo sin dejarte ver por estos andurriales! A propósito de lo que emana de este inciso 5, parece que las nuevas periferias urbanas de Madrid son imposibles, pero el modelo se repite:Modelos urbanísticos insostenibles. Me hace gracia cómo la Casa de Campo se ha convertido en refugio de "pájaros tropicales que deben de haberse escapado de las jaulas" y de centenares de latinos que beben, comen y chillan y que también vienen del trópico. Resulta curioso observar como ambos grupos, los loros, que también chillan, especialmente cuando están hambrientos, y los "latinos", se mueven de forma gregaria en sus actividades campestres y en el ámbito residencial -no sé si vale el término- también ambos se acurrucan unos encima de los otros en minúsculos nichos en los que el calor nunca falta y el techo protector les permite sobrevivir sin demasiados sobresaltos. Lo digo porque si te fijas, los nidos de los estos loritos son como condominios amontonados con muchas entradas. Es una asociación algo estúpida pero no he podido evitar hacerla.
    Besos y buen verano,
    Kike.

    ResponderEliminar
  4. Hola, Kike. Mil gracias por tus modelos urbanísticos insostenibles. Ya tengo otra excursión para hacer. Es desde luego inquietante pensar que los nuevos barrios no están provistos de ciertos servicios para favorecer a los centros comerciales. Por otra parte, creo que nuestro ya casi ancestral apego a El Cortes Inglés y similares preconizaba de alguna manera esta forma de habitar. Me consuela pensar que España es un país que hace vida social en la calle, lo que tarde o temprano lleva a que aparezcan bares y tiendas en cada esquina. Cuando el acceso al centro sea cada vez más incómodo, los barrios se verán forzados a crear tejido urbano. Aunque esto es hacer rappelismo barato.
    He tenido abandonado el blog por falta de tiempo, pero espero poder darle a esto más vidilla. Volveré a Madrid en septiembre; si quieres, hacemos alguna excursión.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. "...y que cuando se alzan moles franqueadas por avenidas de dos carriles, con sus zonas de setos y sus garajes, lo único que se propicia es que lleguemos a casa en nuestro cochecito para dejarlo en nuestro parking y subir en el ascensor al hogar: primacía absoluta del espacio privado."

    Sinceramente no se muy bien como he llegado aquí, menos aún podría decirte como me ha dado por leer lo que en él escribes. Quizás el título del blog me ha parecido lo suficientemente atractivo para dar unos primeros pasos sobre el en forma de lectura ágil para una mañana como la de hoy.

    Me he quedado con ese fragmento, que al modo de una cita he aislado, de toda la entrada. Ha sido esclarecedor salir a la ventana y ver como las nuevas contrucciones de colonias de vecinos pretenden facilitar relaciones entre personas en torno a una piscina o un gimnasio cuando me da la sensación de que lo que realmente consiguen es la soberanía absoluta de lo privado, de la primacía de lo íntimo sobre lo público.

    Es así, lo confieso, ni siquiera me gusta compartir con nadie el ascensor de mi lugar de trabajo.

    Saludos!!

    ResponderEliminar
  6. Querido Anónimo, tienes toda la razón. No sólo construyen dándole primacía a lo privado, sino que nuestra subjetividad termina configurándose según los espacios que habitamos (y los discursos y las sentimentalidades que nos rodean, y etc.). Lo malo de este software es que nos destruye. No es sostenible.
    Gracias por tus palabras.

    ResponderEliminar